jueves, 26 de junio de 2008

Perder

He perdido mi iPod. No, de hecho, mi iPod ha desaparecido. Lo tenía en mi mano. Sonaba Predictible de Van Bran 2000. Yo estaba dentro de un coche, un espacio controlable, pequeño, cerrado. Estaba hablando con mi amiga Andrea. Suena el teléfono. Mi amiga Eva. Cuelgo. El iPod ya no estaba. No le di importancia, pero el iPod ya no estaba. Lo eché de menos cinco minutos después, pero ya era demasiado tarde, el iPod se había ido para siempre. Me he sentido triste e impotente.

No es la primera vez que pierdo algo de esa manera. Mi amiga Andrea no lo entendía, porque estaba conmigo, en el asiento de al lado. Quería una explicación lógica. Ha reconstruido los hechos, uno por uno, pero el iPod ya no estaba. Yo, triste e impotente, le he dicho que no había nada que hacer porque, de vez en cuando, me pasan ese tipo de cosas. He bajado del coche y he vuelto a casa andando, triste e impotente, no por el iPod, sino porque, contagiado del espíritu de Andrea, quería una explicación, lógica o no, para esta perdida.

Lo primero que se me ha ocurrido es que he tenido una enajenación transitoria, de una milésima de segundo, y se lo he lanzado a alguien a la cabeza mientras hablaba por teléfono. Esta acción ha sido tan repugnante que he decidido borrarla para siempre de mi memoria, siendo la ausencia del iPod la única secuela, y castigo, de un acto deleznable.

Lo segundo que se me ha ocurrido, porque he recordado algo que me dijo hace años una pirada que quería ligar conmigo, es que el Universo me ha dado tanto que, de vez en cuando, se lo cobra haciendo desaparecer cosas de mi alrededor. No cuela.

Lo tercero que se me ha ocurrido es que cada vez que contacto con Mr. Big empiezan a suceder cosas raras a mi alrededor que me hacen sentir triste e impotente. Perder el iPod ha sido simplemente mala suerte, porque Mr. Big es gafe, por lo menos para mí. Esta explicación, aunque reconfortante, sigue sin aclarar cómo el iPod ha desaparecido, incluso lo del Universo tiene más sentido.

Definitivamente he debido usar el iPod como proyectil y lo he borrado de mi memoria. Por si las moscas, encenderé una vela blanca para agradecerle al Universo todo lo que me ha dado, y no volveré a pensar en Mr. Big. La pérdida del iPod será mi penitencia y me sobrepondré, porque tener apego a las cosas no es nada de izquierdas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

definitivamente me quedo con la primera opción. ¡es tan femenina y tan tú!

Unknown dijo...

nosotros hemos perdido nuevas entradas en nuestro blog más de culto (después del nuestro, of course ;-) ;-)

escriba usté algo y quite las telarañas que no se llevan.

unos fans