domingo, 29 de junio de 2008
Meanwhile, in the other part of the city...
Toda Barcelona está pendiente de la final. Meanwhile, in the other part of the city me acabo de tragar enterita Sex & The City y, lo reconozco, sigo igual de petardo que entonces, sólo un poco menos consumista, pero igual de petardo. Es que Carrie me cae bien.
sábado, 28 de junio de 2008
jueves, 26 de junio de 2008
Perder
He perdido mi iPod. No, de hecho, mi iPod ha desaparecido. Lo tenía en mi mano. Sonaba Predictible de Van Bran 2000. Yo estaba dentro de un coche, un espacio controlable, pequeño, cerrado. Estaba hablando con mi amiga Andrea. Suena el teléfono. Mi amiga Eva. Cuelgo. El iPod ya no estaba. No le di importancia, pero el iPod ya no estaba. Lo eché de menos cinco minutos después, pero ya era demasiado tarde, el iPod se había ido para siempre. Me he sentido triste e impotente.
No es la primera vez que pierdo algo de esa manera. Mi amiga Andrea no lo entendía, porque estaba conmigo, en el asiento de al lado. Quería una explicación lógica. Ha reconstruido los hechos, uno por uno, pero el iPod ya no estaba. Yo, triste e impotente, le he dicho que no había nada que hacer porque, de vez en cuando, me pasan ese tipo de cosas. He bajado del coche y he vuelto a casa andando, triste e impotente, no por el iPod, sino porque, contagiado del espíritu de Andrea, quería una explicación, lógica o no, para esta perdida.
Lo primero que se me ha ocurrido es que he tenido una enajenación transitoria, de una milésima de segundo, y se lo he lanzado a alguien a la cabeza mientras hablaba por teléfono. Esta acción ha sido tan repugnante que he decidido borrarla para siempre de mi memoria, siendo la ausencia del iPod la única secuela, y castigo, de un acto deleznable.
Lo segundo que se me ha ocurrido, porque he recordado algo que me dijo hace años una pirada que quería ligar conmigo, es que el Universo me ha dado tanto que, de vez en cuando, se lo cobra haciendo desaparecer cosas de mi alrededor. No cuela.
Lo tercero que se me ha ocurrido es que cada vez que contacto con Mr. Big empiezan a suceder cosas raras a mi alrededor que me hacen sentir triste e impotente. Perder el iPod ha sido simplemente mala suerte, porque Mr. Big es gafe, por lo menos para mí. Esta explicación, aunque reconfortante, sigue sin aclarar cómo el iPod ha desaparecido, incluso lo del Universo tiene más sentido.
Definitivamente he debido usar el iPod como proyectil y lo he borrado de mi memoria. Por si las moscas, encenderé una vela blanca para agradecerle al Universo todo lo que me ha dado, y no volveré a pensar en Mr. Big. La pérdida del iPod será mi penitencia y me sobrepondré, porque tener apego a las cosas no es nada de izquierdas.
No es la primera vez que pierdo algo de esa manera. Mi amiga Andrea no lo entendía, porque estaba conmigo, en el asiento de al lado. Quería una explicación lógica. Ha reconstruido los hechos, uno por uno, pero el iPod ya no estaba. Yo, triste e impotente, le he dicho que no había nada que hacer porque, de vez en cuando, me pasan ese tipo de cosas. He bajado del coche y he vuelto a casa andando, triste e impotente, no por el iPod, sino porque, contagiado del espíritu de Andrea, quería una explicación, lógica o no, para esta perdida.
Lo primero que se me ha ocurrido es que he tenido una enajenación transitoria, de una milésima de segundo, y se lo he lanzado a alguien a la cabeza mientras hablaba por teléfono. Esta acción ha sido tan repugnante que he decidido borrarla para siempre de mi memoria, siendo la ausencia del iPod la única secuela, y castigo, de un acto deleznable.
Lo segundo que se me ha ocurrido, porque he recordado algo que me dijo hace años una pirada que quería ligar conmigo, es que el Universo me ha dado tanto que, de vez en cuando, se lo cobra haciendo desaparecer cosas de mi alrededor. No cuela.
Lo tercero que se me ha ocurrido es que cada vez que contacto con Mr. Big empiezan a suceder cosas raras a mi alrededor que me hacen sentir triste e impotente. Perder el iPod ha sido simplemente mala suerte, porque Mr. Big es gafe, por lo menos para mí. Esta explicación, aunque reconfortante, sigue sin aclarar cómo el iPod ha desaparecido, incluso lo del Universo tiene más sentido.
Definitivamente he debido usar el iPod como proyectil y lo he borrado de mi memoria. Por si las moscas, encenderé una vela blanca para agradecerle al Universo todo lo que me ha dado, y no volveré a pensar en Mr. Big. La pérdida del iPod será mi penitencia y me sobrepondré, porque tener apego a las cosas no es nada de izquierdas.
miércoles, 25 de junio de 2008
Mr. Big
¡Cuánto daño ha hecho Sex & The City! Antes éramos muy pocas las sensibles, las rayadas, las difíciles, las muy fáciles, las histéricas, las pesadas, las que llaman y a las que nunca llaman. Después lo fueron todas.
Por suerte, hablar de Sex & The City por un tiempo estaba prohibido, era demasiado obvio, como era demasiado obvio llevar un modelazo y un taconazo, o aparecer como una frívola, una profesional, una cazamaridos o una putorra. Las que lo hacían eran unas wannabes tan evidentes, que ni siquiera molestaban. Ahora, con la peli todo vuelve.
Acabo de cenar con una amiga; una amiga treintañera, bastante mona, soltera, cómo no. Yo; perdido, bohemio, caradura y un poco marica. El restaurante; del restaurante mejor no hablar, un poco moderno. La conversación, una pérdida de tiempo.
Hemos hablado de lo bien que me siento siendo soltero, de mi incapacidad para entablar una relación formal. Hemos hablado de lo enganchada que está mi amiga a un capullo desde hace diez años. Él es rico, por supuesto. Luego me ha contado que el panorama está fatal, que el otro día fue a comer con un ex militar, que el ex militar, además de guapo era muy agradable, tanto que la comida se convirtió en merienda, y la merienda en cena; que llovía y que se fueron a casa; y que nada más cerrar la puerta, el ex militar se desnudó por completo delante de ella.
Ella no entendió que un chico, ex militar para más señas, después de nueve horas de charla, una vez en casa, se desnudara. Mi amiga pidió un taxi y se fue. Yo me lo hubiera follado. Lo peor de todo es que mientras ella me contaba la historia yo le envié un mensaje a Mr. Big. Espero que éste no sea el principio de la enésima temporada de No Me Jodas & The City.
Por suerte, hablar de Sex & The City por un tiempo estaba prohibido, era demasiado obvio, como era demasiado obvio llevar un modelazo y un taconazo, o aparecer como una frívola, una profesional, una cazamaridos o una putorra. Las que lo hacían eran unas wannabes tan evidentes, que ni siquiera molestaban. Ahora, con la peli todo vuelve.
Acabo de cenar con una amiga; una amiga treintañera, bastante mona, soltera, cómo no. Yo; perdido, bohemio, caradura y un poco marica. El restaurante; del restaurante mejor no hablar, un poco moderno. La conversación, una pérdida de tiempo.
Hemos hablado de lo bien que me siento siendo soltero, de mi incapacidad para entablar una relación formal. Hemos hablado de lo enganchada que está mi amiga a un capullo desde hace diez años. Él es rico, por supuesto. Luego me ha contado que el panorama está fatal, que el otro día fue a comer con un ex militar, que el ex militar, además de guapo era muy agradable, tanto que la comida se convirtió en merienda, y la merienda en cena; que llovía y que se fueron a casa; y que nada más cerrar la puerta, el ex militar se desnudó por completo delante de ella.
Ella no entendió que un chico, ex militar para más señas, después de nueve horas de charla, una vez en casa, se desnudara. Mi amiga pidió un taxi y se fue. Yo me lo hubiera follado. Lo peor de todo es que mientras ella me contaba la historia yo le envié un mensaje a Mr. Big. Espero que éste no sea el principio de la enésima temporada de No Me Jodas & The City.
Lentejas Nottinghilleras
A mediodía, he tenido el honor de estrenar la cocina de La Casa de Carlitos y Patricia. La Casa es una boutique creativa (aunque ridículo, adoro ese concepto porque me recuerda a primero de carrera y, por lo tanto, a cómo yo concebía y prejuzgaba el mundo de la Publicidad), y en las boutiques no se cocina o, como diría algún publicista cursi, sólo se cocinan ideas; pero Carlitos y Patricia son así, muy de Madrid.
Cuando me invitaron no sé ni cómo acepté; bueno si lo sé, acepté porque me hizo mucha ilusión, tanta que me salté a la torera dos mandamientos básicos de la buena cocinera: nunca cocines en la cocina de otro y, jamás cocines para más de cuatro invitados. Pero eso nada importaba ya, ahora tenía que estrenar una cocina; la cocina de una boutique creativa; la cocina de una boutique creativa de unos tipos de Madrid en Barcelona. Sólo quedaba una salida, cocina de fusión, cocina de fusión cañí, cocina posh-cañí: ¡lentejas nottinghilleras!
En Londres, con muy poco dinero y una casa en Notting Hill, comprar comida en el mercado de Portobello Road fue lo único que pude hacer mi primer día libre de aquel año. Comprar comida y conocer a mi primer novio de aquel año... Compré berengenas y calabacines, aubergines and zuchinis, y un montón de especias; el chorizo se quedó en España, pero conseguí un bote de lentejas en Suárez (o Fenández) & Sons. Y aquella tarde fui el chico más feliz del mundo, free as a bird, libre como Carlitos y Patricia.
Cuando me invitaron no sé ni cómo acepté; bueno si lo sé, acepté porque me hizo mucha ilusión, tanta que me salté a la torera dos mandamientos básicos de la buena cocinera: nunca cocines en la cocina de otro y, jamás cocines para más de cuatro invitados. Pero eso nada importaba ya, ahora tenía que estrenar una cocina; la cocina de una boutique creativa; la cocina de una boutique creativa de unos tipos de Madrid en Barcelona. Sólo quedaba una salida, cocina de fusión, cocina de fusión cañí, cocina posh-cañí: ¡lentejas nottinghilleras!
En Londres, con muy poco dinero y una casa en Notting Hill, comprar comida en el mercado de Portobello Road fue lo único que pude hacer mi primer día libre de aquel año. Comprar comida y conocer a mi primer novio de aquel año... Compré berengenas y calabacines, aubergines and zuchinis, y un montón de especias; el chorizo se quedó en España, pero conseguí un bote de lentejas en Suárez (o Fenández) & Sons. Y aquella tarde fui el chico más feliz del mundo, free as a bird, libre como Carlitos y Patricia.
martes, 24 de junio de 2008
All Day Long
Desde pequeño, siempre he contado los años de curso escolar en curso escolar; al principio, de junio en junio; después, de septiembre en septiembre; para volver otra vez, desde que empecé a trabajar, a contarlos de San Juan en San Juan.
Ahora no voy a hacer un balance de este último año, ya lo hice justo antes de empezar a escribir este blog. Tampoco voy a hacer una lista de buenos propósitos; las listas demasiado largas no son muy efectivas. Lo que sí que he hecho esta última semana, ha sido intentar dejar todo claro y ordenado, para lo que tiene que venir, que no sé qué será, pero sí lo intuyo.
Los preparativos empezaron con el viaje a Valencia y el examen de catalán. El siguiente paso fue echarme las cartas, y no para ver mi futuro, sino para ordenar el presente. Ordenar, ordenar, ordenar. Y sigo ordenando, porque cuanto más ordeno, más oportunidades se presentan.
En dos semanas he comido, cenado o desayunado con casi todas las personas que me importan o me han importado. No lo había planeado, pero ha fluido de esa manera. Con algunos he hablado de cosas muy personales, con otros de tonterías y con otros, los menos, ni los he escuchado.
Ordenando y hablando, he visto claro cómo quería que fuese el año que entra. No me refiero a nada en concreto, pero sí a algo más profundo: sé cómo quiero ser y sentirme hasta el próximo verano. Es la primera vez que lo hago. Espero que funcione porque hasta ahora me había planteado objetivos del tipo quiero vivir aquí, trabajar allí, comprarme esto y acostarme con lo otro. Al menos este año, sé que será sorprendente, y espero que también emocionante.
Una vez hecho todo esto, el siguiente paso ha sido celebrarlo. Me puse un smocking azul tinta y pasé un día maravilloso junto a cuatro personas maravillosas: Jose María, Eva, Juan y Patricia. A ellos, y también a Oriol, les dedico All Night Long de Lionel Richie.
Ahora no voy a hacer un balance de este último año, ya lo hice justo antes de empezar a escribir este blog. Tampoco voy a hacer una lista de buenos propósitos; las listas demasiado largas no son muy efectivas. Lo que sí que he hecho esta última semana, ha sido intentar dejar todo claro y ordenado, para lo que tiene que venir, que no sé qué será, pero sí lo intuyo.
Los preparativos empezaron con el viaje a Valencia y el examen de catalán. El siguiente paso fue echarme las cartas, y no para ver mi futuro, sino para ordenar el presente. Ordenar, ordenar, ordenar. Y sigo ordenando, porque cuanto más ordeno, más oportunidades se presentan.
En dos semanas he comido, cenado o desayunado con casi todas las personas que me importan o me han importado. No lo había planeado, pero ha fluido de esa manera. Con algunos he hablado de cosas muy personales, con otros de tonterías y con otros, los menos, ni los he escuchado.
Ordenando y hablando, he visto claro cómo quería que fuese el año que entra. No me refiero a nada en concreto, pero sí a algo más profundo: sé cómo quiero ser y sentirme hasta el próximo verano. Es la primera vez que lo hago. Espero que funcione porque hasta ahora me había planteado objetivos del tipo quiero vivir aquí, trabajar allí, comprarme esto y acostarme con lo otro. Al menos este año, sé que será sorprendente, y espero que también emocionante.
Una vez hecho todo esto, el siguiente paso ha sido celebrarlo. Me puse un smocking azul tinta y pasé un día maravilloso junto a cuatro personas maravillosas: Jose María, Eva, Juan y Patricia. A ellos, y también a Oriol, les dedico All Night Long de Lionel Richie.
lunes, 16 de junio de 2008
Fortuna
Hacía más de seis años que no hacía un examen al uso. Y hacía doce que no iba a mi instituto. El sábado fui a mi instituto, y en la misma clase que estudié COU, hice un examen de catalán, igual que hace más de una década, cuando yo tenía dieciocho años, poco pasado y mucho futuro, sólo que este sábado tenía más pasado y menos futuro que entonces.
El edificio, planteado como provisional doce años antes de que lo ocupase, seguía en pie doce años después de que lo dejase. El mismo tipo de sillas, mesas, pizarras, y personas. Lo único diferente era yo. Bueno, sí y no. Evidentemente ni las sillas, ni las mesas, ni las pizarras, ni mucho menos las personas eran aquellas con las que yo compartí aquel año de mi vida. Si hubiesen sido las mismas, el paso del tiempo, igual que pasaba conmigo, hubiera sido más que evidente, y yo no hubiese podido viajar por la cuarta dimensión.
Empecé mi viaje cuando sonó el despertador, desayuné en la cocina y repasé mis apuntes en el estudio de mi padre, aunque todavía no era consciente. Mi padre quiso acompañarme a la puerta del instituto. En la puerta, le pedí que se fuera; quería entrar solo. Tuve que encender un cigarro porque me puse nervioso al ver a tantos chicos y chicas. El cigarro me supo a "Fortuna". Ese fue el momento en que me di cuenta. Estaba visitando mi pasado.
Desde la clase de Tarot del martes anterior, intuía que ir a Valencia significaba enfrentarme a mi parte más vulnerable. Pero no fue así. No me enfrenté a nada. Todo lo contrario. Reviví la misma sensación -que no me gustó- y decidí no ser tan duro conmigo mismo, porque volví a querer hacer todo lo que he hecho desde que, hace doce años, entendí que mi lugar no estaba allí, ni física ni mentalmente. La diferencia es que ya no era nada personal, y mi vida no iba en ello; la situación, en lugar de restarme energía, me dio muchas ganas de seguir adelante. No hay nada como coger al toro por los cuernos y luego ser un poco autocomplaciente.
El edificio, planteado como provisional doce años antes de que lo ocupase, seguía en pie doce años después de que lo dejase. El mismo tipo de sillas, mesas, pizarras, y personas. Lo único diferente era yo. Bueno, sí y no. Evidentemente ni las sillas, ni las mesas, ni las pizarras, ni mucho menos las personas eran aquellas con las que yo compartí aquel año de mi vida. Si hubiesen sido las mismas, el paso del tiempo, igual que pasaba conmigo, hubiera sido más que evidente, y yo no hubiese podido viajar por la cuarta dimensión.
Empecé mi viaje cuando sonó el despertador, desayuné en la cocina y repasé mis apuntes en el estudio de mi padre, aunque todavía no era consciente. Mi padre quiso acompañarme a la puerta del instituto. En la puerta, le pedí que se fuera; quería entrar solo. Tuve que encender un cigarro porque me puse nervioso al ver a tantos chicos y chicas. El cigarro me supo a "Fortuna". Ese fue el momento en que me di cuenta. Estaba visitando mi pasado.
Desde la clase de Tarot del martes anterior, intuía que ir a Valencia significaba enfrentarme a mi parte más vulnerable. Pero no fue así. No me enfrenté a nada. Todo lo contrario. Reviví la misma sensación -que no me gustó- y decidí no ser tan duro conmigo mismo, porque volví a querer hacer todo lo que he hecho desde que, hace doce años, entendí que mi lugar no estaba allí, ni física ni mentalmente. La diferencia es que ya no era nada personal, y mi vida no iba en ello; la situación, en lugar de restarme energía, me dio muchas ganas de seguir adelante. No hay nada como coger al toro por los cuernos y luego ser un poco autocomplaciente.
domingo, 15 de junio de 2008
Valencià (2)
Atenció!,
s'ha perdut una maleta i un sac,
per la maleta no li donarem res,
però li donarem per el sac.
¡Adoro a mi tía abuela!
sábado, 14 de junio de 2008
viernes, 13 de junio de 2008
Relajarse
Ayer, cuando llegué a casa de mis padres, finalmente me relajé. Entré en otra realidad. La gran noticia de la semana: mi madre había cambiado la lavadora. En mi casa eso equivale a la muerte de Calvo Sotelo, porque era la primera vez que se hacía (no morirse, claro, pero sí el funeral de un presidente de gobierno democrático). La lavadora que murió estaba en casa antes que yo. La compró mi madre cuando se casó. Tenía 31 años.
Seguí relajado mientras merendaba, mientras estudiaba, mientras cenaba con mi tía abuela, mientras leía en la cama un libro nuevo y cuando me dormí. Relajado todo el día. Hoy me he despertado relajado, y he desayunado relajadamente. Incluso he estudiado un montón, y además he aprendido mucho, que no siempre es lo mismo.
Hace un rato he parado a tomar un aperitivo. Y mientras tanto, sin prisas, he empezado a ojear unas revistas de cultura e historia en las que colabora mi padre. Como no; y aunque muy relajado, eso sí; he empezado a leer un artículo sobre la Santa Inquisición en Valencia y oh!, sorpresa he descubierto que significado tenía, durante ese infierno, la palabra "relajar". Ser relajado era ser quemado. Claro, que también podías ser relajado en estatua; esto era, antes de que te pillaran, darte a la fuga, por lo que se quemaba entonces era tu efigie.
Y ahora es cuando yo saco una conclusión, pero estoy tan relajado en estatua, que mejor lo dejo a quien lo lea. Tonto el que lo lea ;-)
Seguí relajado mientras merendaba, mientras estudiaba, mientras cenaba con mi tía abuela, mientras leía en la cama un libro nuevo y cuando me dormí. Relajado todo el día. Hoy me he despertado relajado, y he desayunado relajadamente. Incluso he estudiado un montón, y además he aprendido mucho, que no siempre es lo mismo.
Hace un rato he parado a tomar un aperitivo. Y mientras tanto, sin prisas, he empezado a ojear unas revistas de cultura e historia en las que colabora mi padre. Como no; y aunque muy relajado, eso sí; he empezado a leer un artículo sobre la Santa Inquisición en Valencia y oh!, sorpresa he descubierto que significado tenía, durante ese infierno, la palabra "relajar". Ser relajado era ser quemado. Claro, que también podías ser relajado en estatua; esto era, antes de que te pillaran, darte a la fuga, por lo que se quemaba entonces era tu efigie.
Y ahora es cuando yo saco una conclusión, pero estoy tan relajado en estatua, que mejor lo dejo a quien lo lea. Tonto el que lo lea ;-)
jueves, 12 de junio de 2008
Preparados, listos, ya!
Llevo despierto en la cama desde las seis de la mañana, dando vueltas, dejando el tiempo correr. Hoy tengo que ir a Valencia. He perdido los nervios y dos trenes, hasta que mi padre me ha llamado y he tenido que concretar con él una hora de recogida en la estación. Hacía una semana que no hablaba con él y no coger el teléfono hubiera supuesto admitir mi derrota. La maleta está hecha desde ayer.
Cuando era pequeño, y ahora todavía en la piscina de mis padres, podía pasarme horas dando vueltas en círculo antes de bañarme. Sudaba y perdía los nervios, hasta que se hacía la hora de comer y no había más remedio que lanzarse. Después, era feliz.
A veces viajar es huir hacia adelante. Otras veces, es volver hacia atrás. No me gusta ni lo uno ni lo otro. Cuando huyes no resuelves nada. Cuando vuelves, te enfrentas a ti mismo, y nunca sabes cómo regresarás. Lo primero es prescindible, lo segundo, inevitable. En dos semanas empieza el verano. Esta vez, viajar es inevitable y, además, imprescindible.
Cuando era pequeño, y ahora todavía en la piscina de mis padres, podía pasarme horas dando vueltas en círculo antes de bañarme. Sudaba y perdía los nervios, hasta que se hacía la hora de comer y no había más remedio que lanzarse. Después, era feliz.
A veces viajar es huir hacia adelante. Otras veces, es volver hacia atrás. No me gusta ni lo uno ni lo otro. Cuando huyes no resuelves nada. Cuando vuelves, te enfrentas a ti mismo, y nunca sabes cómo regresarás. Lo primero es prescindible, lo segundo, inevitable. En dos semanas empieza el verano. Esta vez, viajar es inevitable y, además, imprescindible.
miércoles, 11 de junio de 2008
Ana
Ana es muy femenina. Además es muy mujer.
Por eso, estar con Ana es siempre íntimo.
Ana te reconcilia con tu parte sensible.
Quedar con Ana es como volver a casa del colegio y merendar.
Quedar con Ana está muy bien.
Por eso, estar con Ana es siempre íntimo.
Ana te reconcilia con tu parte sensible.
Quedar con Ana es como volver a casa del colegio y merendar.
Quedar con Ana está muy bien.
Tarot
Como ocurre ahora, que todo está revuelto y a punto de estallar, ni la ciencia, ni la razón, ni la medida bastan. Buscamos otras explicaciones, los sentimientos se radicalizan y el buen gusto oscila entre el derroche y la contención más extremados y ridículos. Esta situación se puede dar a nivel general (social) y a nivel personal, cuando ambos niveles coinciden es la bomba.
En plena depresión norteamericana, un circo de esperpentos sobrevivía, a base de magia y oscurantismo, en los estados del sur. Nada que ver con mi historia. O sí. Ayer, mi amigo V., actor, cantante, bailarín, saltimbanqui y titirifláutico, vino a buscarme a casa. A mí ya me conocéis. Los dos juntos, un circo. V. me propuso acompañarlo a su clase de Tarot, y yo accedí. Barcelona, ayer, convulsa, deprimida y gris era el escenario donde todo se desarrollaba.
En clase, estudiamos las cartas del Diablo y la Torre. Fue una explicación tan rica, llena de matices y de referencias, que no me atrevo ni a repetirla. Sería como hacer una tela en Taiwan una copia de un tejido fallero del XVIII. Nada. Sólo quiero apuntar que el Tarot como medio adivinatorio es ridículo. Su verdadero poder está en ser un mapa perfecto. Es un trampolín para conocer, destruir y crear de nuevo. Por eso es tan incómodo. Ideal para la depresión norteamericana y una tarde gris en Barcelona.
En plena depresión norteamericana, un circo de esperpentos sobrevivía, a base de magia y oscurantismo, en los estados del sur. Nada que ver con mi historia. O sí. Ayer, mi amigo V., actor, cantante, bailarín, saltimbanqui y titirifláutico, vino a buscarme a casa. A mí ya me conocéis. Los dos juntos, un circo. V. me propuso acompañarlo a su clase de Tarot, y yo accedí. Barcelona, ayer, convulsa, deprimida y gris era el escenario donde todo se desarrollaba.
En clase, estudiamos las cartas del Diablo y la Torre. Fue una explicación tan rica, llena de matices y de referencias, que no me atrevo ni a repetirla. Sería como hacer una tela en Taiwan una copia de un tejido fallero del XVIII. Nada. Sólo quiero apuntar que el Tarot como medio adivinatorio es ridículo. Su verdadero poder está en ser un mapa perfecto. Es un trampolín para conocer, destruir y crear de nuevo. Por eso es tan incómodo. Ideal para la depresión norteamericana y una tarde gris en Barcelona.
viernes, 6 de junio de 2008
Easy Listening
Contexto: Primera copa de vino en días.
Música de fondo: Pink Panter Theme de Henry Mancini (se la dedico a mi peluquero Juan).
Epifanía: No soy frívolo, sólo easy listening.
Música de fondo: Pink Panter Theme de Henry Mancini (se la dedico a mi peluquero Juan).
Epifanía: No soy frívolo, sólo easy listening.
Performance
¿Quién me puede definir performance? Abstenerse listillos que lo traducen por actuación. Esos pueden intentarlo con happening. Sònia Gómez lo define de maravilla en www.ciberians.net (¡estad atentos a este sitio!)
Sònia dice que se trata de "aglutinar diferentes campos para explicar algo que tengas ganas de explicar" Hasta aquí todo correcto, tampoco dice nada nuevo. Lo que sí me gusta mucho es cómo sigue: "no hace falta que seas excepcional, ni relevante en todo, ni tener mucha técnica. Performance es hacer lo que a una le da la gana, porque crees en eso"
Adoro la gente que hace cosas así, que se atreve porque las siente, porque necesita hacerlas. Y no sólo en el terreno profesional, sino también en el personal. Hay que echarle morro, tirarse a la piscina. Que lo que haces hoy no salga perfecto no es prioritario, porque acabará siéndolo. Ésa es la fórmula.
Yo dejé de tocar el violín porque era irritante hacerlo tan mal. Y como el violín, un sinfín de cosas. El problema es que no me creía nada. Encontrar algo en lo que uno cree es muy difícil, por lo menos para mí.
En cualquier caso, y volviendo a la definición de Sònia, me gustaría extender el concepto de performance al de vivir en general: "aglutinar un montón de campos, tampoco hace falta que seas excepcional en todos, para hacer lo que te de la gana porque crees en ello" Todo lo demás; el reconocimiento, la excelencia, el sufrimiento y el placer, es accesorio. I want to believe!
A Pepa, le dedico Josephine, de Chris Rea, porque estoy muy feliz por ella.
Sònia dice que se trata de "aglutinar diferentes campos para explicar algo que tengas ganas de explicar" Hasta aquí todo correcto, tampoco dice nada nuevo. Lo que sí me gusta mucho es cómo sigue: "no hace falta que seas excepcional, ni relevante en todo, ni tener mucha técnica. Performance es hacer lo que a una le da la gana, porque crees en eso"
Adoro la gente que hace cosas así, que se atreve porque las siente, porque necesita hacerlas. Y no sólo en el terreno profesional, sino también en el personal. Hay que echarle morro, tirarse a la piscina. Que lo que haces hoy no salga perfecto no es prioritario, porque acabará siéndolo. Ésa es la fórmula.
Yo dejé de tocar el violín porque era irritante hacerlo tan mal. Y como el violín, un sinfín de cosas. El problema es que no me creía nada. Encontrar algo en lo que uno cree es muy difícil, por lo menos para mí.
En cualquier caso, y volviendo a la definición de Sònia, me gustaría extender el concepto de performance al de vivir en general: "aglutinar un montón de campos, tampoco hace falta que seas excepcional en todos, para hacer lo que te de la gana porque crees en ello" Todo lo demás; el reconocimiento, la excelencia, el sufrimiento y el placer, es accesorio. I want to believe!
A Pepa, le dedico Josephine, de Chris Rea, porque estoy muy feliz por ella.
jueves, 5 de junio de 2008
Flashback
Hace siete años me robaron el bolso. Un chico no debe llevar bolso, pero hace siete años no lo tenía tan claro. Era jueves noche, y estábamos en un after. En el bolso llevaba la cartera, un perfume y mi móvil. Me di cuenta que no lo tenía cuando llegamos a casa. Ya era viernes por la mañana y seguíamos de fiesta.
Los que me robaron, empezaron a llamar desde mi teléfono a todas las chicas de mi agenda, diciendo que me tenían secuestrado y que, o les daban dinero, o me iban a hacer daño. Cuando contacté con ellos me amenazaron con hacerme algo terrible porque sabían donde vivía. Les denuncié, pero la policía no pudo hacer nada.
Los chicos malos dejaron de llamar a los dos días, pero yo me quedé transtornado. Tanto, que a los cinco días acabé robando un CD (ojo: un cedé, que no un Christian Dior), me pillaron, y el que acabé en un calabozo de Vía Augusta fui yo. Nunca en mi vida he sido tan vulnerable, he estado tan desprotegido, y me he sentido tan triste.
Hoy, que ya he solucionado todo el papeleo con las SS, y que he hablado con algunos amigos y con mis padres del accidente del fin de semana, he vuelto a casa y me he fumado el primer cigarrillo en días. No puedo evitar sentirme triste y desprotegido, desprotegido y triste.
El accidente podría haber sido mucho peor, al fin y al cabo no ha pasado de anecdótico, pero ha revelado lo vulnerable que soy. No es la primera vez que me siento así. Espero haber aprendido algo estos últimos siete años...
Los que me robaron, empezaron a llamar desde mi teléfono a todas las chicas de mi agenda, diciendo que me tenían secuestrado y que, o les daban dinero, o me iban a hacer daño. Cuando contacté con ellos me amenazaron con hacerme algo terrible porque sabían donde vivía. Les denuncié, pero la policía no pudo hacer nada.
Los chicos malos dejaron de llamar a los dos días, pero yo me quedé transtornado. Tanto, que a los cinco días acabé robando un CD (ojo: un cedé, que no un Christian Dior), me pillaron, y el que acabé en un calabozo de Vía Augusta fui yo. Nunca en mi vida he sido tan vulnerable, he estado tan desprotegido, y me he sentido tan triste.
Hoy, que ya he solucionado todo el papeleo con las SS, y que he hablado con algunos amigos y con mis padres del accidente del fin de semana, he vuelto a casa y me he fumado el primer cigarrillo en días. No puedo evitar sentirme triste y desprotegido, desprotegido y triste.
El accidente podría haber sido mucho peor, al fin y al cabo no ha pasado de anecdótico, pero ha revelado lo vulnerable que soy. No es la primera vez que me siento así. Espero haber aprendido algo estos últimos siete años...
miércoles, 4 de junio de 2008
La Conjura de los Necios
Con mi ojo morado, mi pared lateral externa de órbita desplazada y mi fractura en la pared anterior al seno maxilar izquierdo le doy otra, la enésima, oportunidad a la vida. Por mí que no sea.
Lo primero, seguir correctamente el tratamiento. Después, hacer las cosas una a una, poco a poco, y hacerlas "bien"... Y si yo le doy otra oportunidad a la vida, ¿por qué ella no ve la va a dar a mí? Pues no, mentira.
Llevo dos días de papeleo, intentando ponerme al día con las SS (Seguridad Social), yendo y viniendo, escuchando y preguntando, sonriendo y volviendo a preguntar, y ¡no puedo más!
Me voy a casa sintiendo que les jode que no trabaje, que me dedique a mis cosas y que no me muestre desesperado ni maloliente.
Por sus respuestas y por su ayuda, por las excesivas preguntas personales, y por los destellos de sus ojos y colmillos, más de uno estaba pensando: sí, sí hasta ahora te lo has pasado muy bien, pero has pringado y no tienes más remedio que pasar por el aro, aunque conmigo no cuentes.
¡Seguro que están compinchados con el que me dio el puñetazo!
Mañana le daré otra oportunidad a la vida, pero ya mañana.
Lo primero, seguir correctamente el tratamiento. Después, hacer las cosas una a una, poco a poco, y hacerlas "bien"... Y si yo le doy otra oportunidad a la vida, ¿por qué ella no ve la va a dar a mí? Pues no, mentira.
Llevo dos días de papeleo, intentando ponerme al día con las SS (Seguridad Social), yendo y viniendo, escuchando y preguntando, sonriendo y volviendo a preguntar, y ¡no puedo más!
Me voy a casa sintiendo que les jode que no trabaje, que me dedique a mis cosas y que no me muestre desesperado ni maloliente.
Por sus respuestas y por su ayuda, por las excesivas preguntas personales, y por los destellos de sus ojos y colmillos, más de uno estaba pensando: sí, sí hasta ahora te lo has pasado muy bien, pero has pringado y no tienes más remedio que pasar por el aro, aunque conmigo no cuentes.
¡Seguro que están compinchados con el que me dio el puñetazo!
Mañana le daré otra oportunidad a la vida, pero ya mañana.
lunes, 2 de junio de 2008
Capítulo Cero
Volví a tener consciencia mientras me cosían la cara.
¿Hemos tenido un accidente? No.
¿Hemos tenido un accidente? No.
¿Están todos bien? Vas muy borracho.
Alguien me agarró el brazo, me clavó una aguja, y volví a dormir.
Al rato, apareció Germán y me dijo que un chico me había dado un puñetazo. No entendí nada.
He estado dos días en un hospital, en Palma de Mallorca. Tengo un ojo morado y una fisura en el cráneo.
Sólo sé lo que me han contado. Mi memoria se corta. Desaparezco y vuelvo a aparecer en el hospital con Heidi, la enfermera.
Me duele la cabeza. También estoy excitado. Me siento diferente.
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